Ecuador: Un dilema no resuelto

Podría decirse que en cierta medida es la continuación del anterior blog, que va mucho más allá de lo que nos ha sucedido en los países latinoamericanos en esas vertientes ideológicas en que nos hemos visto. El viejo dilema ante el poder de la ley, o el poder de las armas; que nos recuerdan aquel viejo epitafio de Santander, que hoy está en el palacio de justicia inscrito en la plaza de Bolívar de Bogotá, y que nos recuerda esos dos complementos bajo los cuales nuestros países se han regido. "las armas os han dado la independencia, las leyes os darán la libertad", aunque tal vez esta cita no pueda ser exacta porque el autor bordea entre esos delirios de la desilución y del olvido por no practicar permanentemente la memoria sobre estos temas que ahora nos conmueven. Bolívar entendía muy bien, y seguramente al final de sus días, mucho mejor de lo que los otros patriotas, e incluso de Santander cuando predijo lo que sucedería con los Estados Estados Unidos que por su propia condición estaba destinado a su expansionismo. Ante estas circunstancias, bajo el esquema de esas corrientes ideológicas en el que los pueblos utilizando el poder popular decide quiénes serán sus mandatarios, otros piensan que con el poder de las armas todo está resuelto. Y es bajo estas ambivalencias cuando una decisión que toma una asamblea legislativa merma , según parece el disfrute de unas gabelas que anteriormente venían disfrutando el cuerpo de policía sublevado en el Ecuador, a que se decida que mediante la fuerza quieren que esa nueva ley no se aplique. Aunque seguramente la disminución de este beneficio sea el que probablemente ha provocado esta revuelta, no es menos cierto que allí se mueven otras fuerzas que obedecen a un antagonismo contra esa nueva sociedad que está emergiendo en contravía a las antiguas formas de poder que obedecían más a la defensa de unos intereses que iban en pro de la antiguas dependencias económicas y sociales de los países capitalistas desarrollados, en el que ese viejo dilema del poder de las armas o de la ley no se conjuga tanto como lo plantea Montesquieu sobre el equilibrio del poder en los Estados modernos, sino que tratando de provocar un vacío de éste se pretende regresar a las antiguas formas de control del gobierno, en el que los intereses de las minorías eran las que primaban. Tal vez pueda ser una mala interpretación, pero hay que entender que el imaginario bajo el cual los encargados de defender la seguridad de los ciudadanos en las calles, todavía siguen bajo la optica de la fuerza, sin comprender o hacerles entender por sus dirigentes que el mundo ya no es como lo han vivido. Son nuevas maneras de pensar y nuevas maneras de actuar. Los desmanes que hoy vimos por la televisón, hechas por los representates de proteger la seguridad ciudadana, en una protesta que se parece más a un golpe de Estado en crescendo, como recordando esas viejas melodías en la que a medida que la fuerza de la música aumenta, ésta nos lleva más hacia el delirio, y lo que vimos no fué más que que una protesta que terminará en contra de estos exaltados encargados de la defensa de las libertades de los ciudadanos bajo el esquema de la constitucion y de las leyes en un país democrático, muy a pesar que el ruido de esa barbarie que a veces parece imponerse, salga de los que dicen haber jurado por la defensa de la constitución y de la ley. Este es todavía un dilema no resuelto en esas dos vertientes opuestas mientras otros países como el de China lo tienen ya resuelto. Su poder es el económico.