Trampas de Trampas

En un país de intrigas como el nuestro, a diario nos desconciertan los noticieros que escuchamos y vemos por la radio y la televisión, y cuando más, acudimos al Internet para informarnos mejor, no terminamos de deglutir mentalmente los acontecimientos que nos parecen horrorosos. las noticias de hoy mañana pueden ser irrealidades. Ya casi que los medios impresos no tienen la misma vigencia que en otros años, cuando nos formamos llenando crucigramas y leyendo los periódicos. En esas partituras que nos reflejan un país, en la década de los 70, como premonición asistimos a la presentación de una película que se encargaría de mostrarnos el lado oscuro de de la sociedad, donde el jefe de la sección criminal de la policía italiana tras cometer un crimen contra su amante, va dejando las posibles pruebas que lo pueden incriminar, convencido que la justicia no lo incriminará.

 
En "La investigación de un ciudadano libre de toda sospecha" Petri, su director nos quiere mostrar la cruda realidad que su país vivía, adonde la justicia parecía acorralada por los mismos que eran los encargados de defender y proteger a los ciudadanos. Un film, aunque político, de todas maneras nos reflejó el grado de corrupción y de poder en el que el imaginario colectivo de dicha sociedad, estaba convencido que los delitos cometidos por los ciudadanos que no tenían ninguna tacha judicial, al cometerlos en el Estado donde se originó en buena parte el derecho que hoy se ejerce en el mundo occidental, y que sentaron las bases de la propiedad, no purgaría su infracción penal.
Por eso tuvimos noticias del ajusticiamiento de "Aldo Moro" por las Brigadas Rojas, que a su manera pretendían hacer justicia, cuando en realidad estaban cometiendo un delito de lesa humanidad; y que con su influencia la vivimos aquí con lo sucedido a Raquel Mercado. Un universo signado de conflictos, y que en buena medida ahora asistimos en otras circunstancias y en otra época, a los despropósitos que a diario escuchamos y vemos reflejados por los medios de comunicación, qué son tan ágiles, que lo que suceda en otra parte del mundo, sus consecuencias las sufrimos todos los ciudadanos de este país. Y eso está bien, porque en cierta medida nos permite sanar las heridas que nuestras sociedades tienen.

Y claro que aunque aquella película se parezca a muchos avatares que a diario vivimos, en un imaginario tan leguleyo como el nuestro, una ley que se emita por el congreso, a veces ya tiene su trampa. Su "mico", dicen los expertos en la jurisprudencia. Es una mentalidad que a todos nos afecta, y que incluso a veces hemos caído en ellas por cuenta de presiones sicológicas, porque la necesidad lo obliga a uno. Y son presiones, en donde la familia, el vecindario, la falsa solidaridad, hacen que caigamos tan frecuentemente en ellas, como si nuestras gentes hubieran convivido con ellas toda la vida. "Creada la ley: Hecha la trampa", lo dice el vulgo, que no es más que la sabiduría popular acostumbrada a los esguinces de los sagaces. A veces incluso, hasta nos congraciamos con estos personajes, así como nos sucedió con otros que han dado fama de la buena y de la mala a nuestro país. Son nuestras dudas existenciales porque creo que nuestro medio nos ha formado así, ya que se nos hace extraño que en realidad puedan existir personas , que son probos en su moralidad y en las buenas costumbres; y tal vez por eso salen muchos a zaherirlos y a juzgarlos , y muchas veces son llevadas hasta el desprestigio y a la cárcel, por cuenta de estas intrigas. Con el tiempo resultan inocentes. Y los que verdaderamente los acusaban, eran los tramposos. Trampas de trampas.