Los Cazadores del arca perdida

En la historia del rey Midas todo se convierte en oro. El que a buen árbol se arrima siempre la va bien. Eso me dijo Memín, hace muchísimos años. Según él, algunos nacen con el pan debajo del brazo. Otros como el caso mío no tenemos ningún derecho. Así somos por estas tierras que se parecen a los inhospitos edenes que faltan por conquistar. Es una lástima que se haya muerto. Según me dijo un Purificense que conocí hace muchos años en el magisterio del Tolima, y que fue en un juzgado de Bogotá adonde mi papá entabló una demanda contra un yerno que no le quería pagar el arriendo de un local, lo volví a ver después de 25 años. La vida se nos vá yendo lentamente, y pareciera más bien que otros andan apurados. Me lo dijo hace poco en el Gustavo Resptrepo. Parecía que tenía ansia de contármelo. No sé por qué. El negocio lo llevaba el abogado amigo, que apesar que otros me decían que les ayudara a conseguirles trabajo yo no lo hice. Hace unos pocos años al verle su peinado, aunque tiene su ética por su trabajo yo le ví otra cara. A su padre, cuando yo estaba adolescente, lo conocí en el Espinal. Muchas historias me contaba. No sé por qué. A veces creo que no soy el que soy, porque siempre ha sucedido así. Es como si yo fuera otro. Debo de decir que soy un pobre diablo que además de no tener nada entre los bolsillos, pareciera que además de ser un infeliz ni siquiera tengo el derecho a tener un momento de tranquilidad. Ese peinado que me recuerda a los admiradores de Hitler en su momento, esa característica de mecenasgo que los hace imprescindibles entre el circulo que los rodea, y sin embargo a pesar que fui el artífice para que asesorara al viejo, pareciera que el don del dinero fuera más importante de lo cualquiera supusiera. Así fueron todos mis amigos. Cuchumina del que he hablado por el contrario fue diferente. Su padre en cambio, de jovén cuidaba un granero que le servía de vivienda, y por las noches chuzaba los bultos de arroz para redondear en algo su salario, y a fuerza de trabajos logró su cometido. Consiguió el dinero suficiente como para darse una buena vida. Pero como al estilo de lo que nos cuenta el aventajado discípulo de Freud se convirtió en un ávaro que permitió que su hijo terminará holgazaneándo y gastando el dinero del padre. Detrás de él, salieron muchos otros a rebuscarse lo que nos les pertenecía. Ladinos. Según el homonimo titulo que he colocado a esta historia sobre la película en la que john Ford atraviesa por toda una aventura tras la busqueda del arca que contiene los manuscritos que permitirían defendernos de que los Alemanes se apoderasen del mundo; así también yo he estado viendo una aventura que aunque seguramente cada cual valora la suya, yo también. Por Cuchumina pude leer un libro que éste me prestaría. Un libro de Henri Ford que nos narra como los judíos querían apoderarse del mundo, y que según creo, fue el mismo pretexto del que se sirvieron los nazis para hacer su guerra contra el mundo entero. Parece que en los años 50 eso fue lo que primó por éstas tierras. La historia de los espías que como Mata Hari, que aunque trabajó al lado de los aliados, también lo haría a favor del bando de los enemigos de éstos. Richar Sorge sería el adalid de los rusos que terminaría por convertirlos en los vencedores sino fuera porque los aliados con Estados Unidos a la cabeza les hubieran impedido que se tomaran todo lo que hoy es Europa, excluyendo claro está a España. Con Cuchumina y con el abogado que les digo compartimos de jóvenes unos sentimientos idealistas que con el tiempo, pareciera que esto no hubiera existido. De jóvenes soñamos con un mundo que terminaría en esos imposibles del cual el hombre ha soñados. Así ha sido siempre. Y en esos imposibles de los cazadores del arca perdida que nos obsesionan y que nos hacen olvidar lo que somos, el Purificense resultó esperandome en los Bosques de San Carlos para darme la noticia. - Memín, está muerto. Me dijo. Tenía apuro por contármelo, y yo ni siquiera sabía que se conocían. Incluso creo que no visita los internet; y sin embargo en una de las muchas cosas que he escrito, tan pronto lo nombré como por arte de magia apareció este para decirme que había muerto de cáncer en la garganta. No hace mucho, yo también boté sangre por la boca, y hastas una hamburguesa contenía un pedazo de almbre de los que se utilizan para la electricidad, en la que la mitad estaba rodeada por el plastico, yla otra mitad con sus finos alambritos como esperando a que yo me comiera el suculento manjar. Ni para qué contarlo. Es aterrador. El hecho es que si digo que para salirme de la casa tienen que darme billullo porque llevo 30 años aparece el heredero. Y ahora que lío, que hasta los vecinos se aglomeran como para decirme: - Te vamos a poner los coroticos en la calle. Nada de raro tiene que cuando llegue, lo hagan. Son esos extraños subterfugios de sicología en la que una persona se puede morir del susto, pues es el amedrantamiento el que prima. Es como si se tuviera que dormir con un ojo abierto, y otro cerrado. Hace unbuen tiempo que hablé sobre los conejillos de indias, y por medio de ese arte tan sutil e inteligente, un conejillo corrió frecuentemente por el tejado. En la calle, en el Marco Fidel, ví como un abogadillo que conocí hace muchos añopasaba por ahí, comoalertándome. Yo tenía los zapatos rotos de tanto andar. Durante todos esos días no había podido vender nada. Un perrito blanco saltaba como conejito, mientras uno de esos personajes que uno ve por por la calle, descalzo me miraba; mientras conversaba con otro que estaba dentro de un carro. Es la sicología aplicada en la que a uno se le vulnera la voluntad. Así es como uno comienza a hablar solo, y a andar por las calles con un bulto de ropa en las costillas. De esos he visto muchos. Así como los cazadores del arca perdida buscando los secretos, mientras hay otros que sufren por esas viscicitudes. Más bien pareciera que todos estuvieran buscando un tesoro. Un tesoro del que nunca disfrutarán.
Compre nuestros libros dando clic en cada uno. Prioritario: Historia Básica del Tolima


.