De Hamburgesas y festines

Qué más que hablar de una hamburquesa bien preparada que con tan solo mirarla, ya uno se la saborea y la degluye mentalmente. Yo no sé si ha Ud. le haya pasado. Esta es una historia en la que Ud. ya está analisado en las calles, e incluso saben que posiblemente va a entrar a x o y kiosco a consumir tan sabroso alimento. Ud. tiene hambre. Como anda por las calles, y ésta es uno de los alimentos más comunes y màs baratos que se consiguen en las calles, porque no estamos hablando de una Mcdonald u otra de marca prestigiosa, sino la más popular y apetecida por todos los que les gusta saborear el paladar. A Ud. lo llama un cliente, digamos del Amparo, uno de los barrios empobrecidos de Bogota, y le dice que lo espera para comprarle alguna de las mercancías que vende al por mayor. Ya saben que Ud. ha cogido la costumbre de consumir dicha vianda a la hora del almuerzo, y curiosamente por donde va se verá atraido por esta singular vianda. Y es que ya se lo han advertido. En San Victorino, no hacía mucho que tuvo su tropiezo; quiso comerse una de estas singulares y apetitosas comidas populares, y... Una ganzúa plástica dentro del emparedado de pan , carne leghuga, cebolla cabezona, que le quita el apetito. Ud. cree que es casual. En esos días, en otra ocasión, en un restaurante del Murillo Toro, adonde algunos años antes a veces iba a comer, cuando todavía no estaba ido de la cabeza, y ya estos espías de calles le estaban haciendo su trabajo, tanto que en una ocasión al ir a comprar la comida a un granero muy cerca adonde hubo un TIA y adonde curiosamente le toco ir antes de venirse para aquí, y adonde funcioan una comisaría; al dejarle lo comprado guardado mientras iba a un colsubsidio a comprar otras cosas que le faltaban para el merjcado semanal, su dueño le dijo que se le habían robado el mercado. Un barrio adonde vivió más de treinta años. Y ahora en este restaurante después de muchos años...