Sí, a la Paz

Los que nacimos a mediados del siglo pasado hasta ahora no hemos sabido qué es éso de la paz. Ni siquiera los que se oponen con el cuento que votar por el No en el plebiscito que se avecina, es votar por la paz. Nadie entiende eso.O es Si, o es No. Estaba muy niño cuando en las calles la gente se embelesó con la caída de la dictadura de Rojas Pinilla, el mismo al que habían llevado al poder, luego de los turbios hechos acaecidos con la muerte de Gaitan, en ese pacto con que los partidos tradicionales mediante "El Frente Nacional" trataron de acallar el odio entre los colombianos por el color de una bandera o de una ideología política.  Y allí no terminó todo, porque a pesar de la aparente pacificación del país en el mismo gobierno de la dictadura que los guerrilleros liberales entregaron las armas, estos después  fueron traicionados, y la guerra continuaría en una aparente calma hasta que el gobierno de Guillermo León Valencia  ordenó con "El famoso Plan Lazo" la intervención de las fuerzas militares en aquellas zonas adonde los campesinos que huyendo de esa violencia de los años 50 se habían resguardado, y a las que conocimos con el nombre de "Repúblicas Independientes" influidos ya, por una ideología comunista. El Tolima sería uno de los que más sufriría con el rigor de esa guerra  que solo hasta ahora con el acuerdo con las guerrillas de las Farc-Ep  tal vez será la culminación en parte de un largo conflicto social que a todos nos ha afectado, inmersos en numerosas confrontaciones cuando el poder del narcotráfico penetró a todos nuestros estamentos sociales, y adonde cada familia de nuestra sociedad seguramente ha tenido que vivir ese largo calvario de lo que llamamos violencia, qué tan solo con nombrar que el acuerdo del gobierno con esta guerrilla permite intuir que el ingreso de familias que tuvieron que afrontar las consecuencias de regiones enteras en que el estado como tal no ejercía el poder, si no el la guerrilla o el de otros grupos alzados en armas, y que así marca el inicio de una nueva reconciliación entre los colombianos; y que de ampliarse con la otra que queda en conflicto, y la sociedad se decide a refrendar el presente acuerdo, seguramente nuestros hijos y las futuras generaciones no tendrán que vivir todo lo que hemos soportado. Seguramente no sera una paz perfecta, pero sí será la garante para que las nuevas generaciones nazcan en medio de una sociedad muy diferente a la actual. Y no es que en las ciudades no la hayamos sentido,  debido a esa tranquilidad aparente en que vivimos guarecidos bajo el poder de las autoridades que defienden nuestras instituciones, si no porque también ha permeado gran parte de nuestra estabilidad como sociedad, y porque ha sido una confrontación estéril que solo ha dejado víctimas, y también ha afectado a nuestra economía ya que gran parte de los presupuestos se han tenido que invertir en la guerra y en el despilfarro, y no en educación o en salud, o en la creación de infraestructuras que refuercen la capacidad de una economía que a veces ha sido sitiada, tal y como lo vivimos en pleno "Estado de Sitio" gran parte de nuestras vidas, o en las famosas "Emergencias Económicas" a pesar que tuvimos una economía marimbera que más tarde sería el de la droga donde todos, lo queramos o no, nuestra sociedad disfrutó parte de esos negocios que hoy llamamos ilícitos, y que si no hubieran países consumidores nuestra historia sería otra. Pero así ha sido, nuestra realidad. Si hay paz, las futuras generaciones pensarán en otras cosas como los de la ciencia o el de la economía, para hacer un mundo más afable que pueda dedicarse a impedir las consecuencias del cambio climático, tal y como ya lo están haciendo muchos jovenes en el mundo que saben que hay que proteger nuestro eco-sistema, por que la tierra es la única que tenemos para habitar, y que hay que conservarla para que el hombre como especie y la vida que conocemos, no desaparezca.