Sí, a la Paz (Parte 5)


Declarado el 21 de septiembre de cada año desde el 2.001 por la asamblea de la Organización de las Naciones Unidas como el día de "La Paz", es una coincidencia que hoy en Colombia estemos cerca de la firma del gobierno de Santos y la guerrilla de la FARC con el acuerdo de la Paz, que permite vislumbrar una amplia pacificación del país no solo por ser la más longeva del mundo, sino que detrás de ese conflicto interno todos los colombianos hemos sufrido  consecuencias nefandas. Un país sin guerra significa que todos esos esfuerzos del estado contra la violencia que esta generaba, y que por ser la que más ejercía su influencia por sus ataques cruentos y por el temor que generaban sus secuestros y extorsiones que propiciaban tras de si otros innumerables delitos porque la delincuencia que ha existido tras de ella también lograba conseguir sus dividendos, tanto que muchos de esos grupos o se prevalían de su nombre para enredarnos aún más en ese camino espiral de la violencia que durante 52 años nos mantuvo inmersos en medio de las calamidades y del estigma en todo el universo, y también porque en esas alianzas no se sabía quién era quién. La guerrilla que surgió como una respuesta al pedido de los Estados Unidos que dentro de su papel de mandar en los destinos de todos estos países de América Latina mediante la aplicación del plan Lazo para ejercer un control sobre aquellas tierras donde los campesinos que organizaron en grupos organizados para evitar que las altas élites las arrasaran, terminaran por ser el grupo insurgente que más ha trascendido por haber logrado el control en vastos territorios de la nación a donde el estado nunca llegó, o que debido a su poder los estamentos sociales de los organismo estatales en esa amalgama de contradicciones y forcejeos por el poder, se insertaron dentro de las mismas entidades gubernamentales para repartirse el botín de los presupuestos oficiales, y porque el negocio de la droga  infiltró a todas las instituciones e hicieron que esta fuera la guerrilla que más ha tenido un control territorial y de accionar contra el gobierno y la población civil. Un país que fue sometido a todo tipo de violencias debido a los diferentes actores que surgieron en torno al nuevo negocio de la droga que enriqueció a más de uno, más los cambios que en el mundo se dieron con la caída del mundo socialista, la influencia de los nuevos medios de comunicación como la del Internet, en medio de un mundo globalizado, las perspectivas ideológicas que la hicieron surgir a la palestra en el continente americano desaparecieron de su ideario político en la vida real, que solo el camino por la vía electoral les puede deparar nuevos horizontes insertados dentro de la vida civil. Lo contrario sería, tal y como los actores gubernamentales lo han entendido, que a pesar de quererlos destruir por la vía armada, en esa largo camino en que se ha convertido esta larga confrontación, más que una devastación de la población que supuestamente los apoya por temor, en la degeneración de un conflicto que ya no tiene su razón de ser. Si de lo que se trata es lograr un mejor bienestar para los que hacemos parte de este país, la Paz es la que nos permitirá tanto a ellos y sus seguidores como a todos los colombianos la que redundará con beneficios económicos y sociales para todos. Sin violencia se podrá gestar el semillero de unos nuevos imaginarios para el país que tanto lo necesita. Pensar en el futuro se las nuevas generaciones para que todo ese espíritu de Libertad y Bienestar propendan por el fortalecimiento de las ideas en torno a defender el medio ambiente que es el único que nos permite sobrevivir en esta tierra que es la única que tenemos en el universo como hogar.