Sí, a la Paz (Parte 3)


Y es que las guerras son fáciles de comenzar, pero nunca se sabe cuándo van a terminar. Por eso, los acuerdos de Paz son los únicos que favorecen a los pueblos, pues ya sabemos que tras bambalinas en esas confrontaciones los que salen ganando son los negociantes de las armas, y que los traficantes por debajo de cuerda terminan entregándoselas a aquellos que los mismos gobiernos han prohibido que se las vendan. Armas que fueron utilizadas en otras guerras acaban en las manos de los mejores postores que las trafican por encima de cualquier ideología que tengan. Unas pueden ser obsoletas, y otras que han sido fabricadas con los mejores recursos tecnológicos también terminan en manos de estos que las venden a los mejores precios del mercado, mientras los gobierno también las compran a los mismos países productores de armas de manera legal, mientras a su alrededor hay todo un negocio que aunque no lo queramos, esas mismas armas de una u otra forma terminaran en manos de los diferentes bandos que se dan en el continente, en una región en particular, o en un mismo país adonde solo servirán para la destrucción entre ellos, mientras los comerciantes terminan por lavarse las manos, obteniendo ganancias exorbitantes. En esas carreras armamentistas en que el mundo se ha envuelto, no hay que olvidar que en la época de la guerra fría, muchos países participaron en ese alocado negocio de las guerras, y que hoy perduran, tanto que todavía recordamos cuando unos científicos comenzaron a trabajar con otros proyectos con las guerras del futuro en donde no solo el láser podría servir como recurso para esos objetivos, sino también el de las Bombas Newtrónicas con las cuales al utilizarlas acabarían con todo rastro de vida, mientras las infraestructuras de los edificios y toda la materia inerte quedaría intacta. Todo lo que fuera vida se destruiría para que los vencedores pudieran a disfrutar de dichos bienes y de esos espacios terrestre que quedaran arrasados. Aunque no sabemos en qué quedaron dichos proyectos, ya sabemos que por lo menos el de "La Guerra de las Galaxias" de Ronald Reagan terminó empantanado ante la cruda realidad del debacle de "La Cortina de Hierro" y por que siendo una iniciativa aparentemente bien orquestadas por lo alto en los círculos de poder del Pentágono, fracasó gradualmente.  Las guerras de ahora son de otro tipo donde no solo el negocio de las drogas a nivel mundial influyen, imbuidas también por las guerras matizadas de religiones, el petróleo y el estado, donde sus focos subsisten en muchos países del medio oriente y parte del Africa, que han terminado por ser los enemigos dentro de los mismos países de Europa y Estados Unidos en unas guerras indescifrables por que sus enemigos están ocultos dentro de sus mismos países, y sus focos son difíciles de controlar por los propios Estados que las viven, ya que son sus mismos ciudadanos los que las hacen. "La caída del Muro de Berlín" contrasta con la propuesta de Ronald Trump, el actual candidato republicano para las próximas elecciones presidenciales de los Estados Unidos, en construir un muro divisorio entre los Estados Unidos y México a cuenta de estos últimos con el fin de evitar el flujo de indocumentados a su país tras el sueño americano, que quiere revivir esas viejas políticas de aislacionismo y de proteccionismo enraizado de racismo, comparables con las de la segunda guerra mundial, que no harían más que propiciar otras que no sabemos cuándo terminarían. La Paz en un país, propiciaría otros acuerdos muy parecidos con otros del mismo continente, y serviría para afianzar esos proyectos que todavía el hombre no ha logrado conseguir. Un sueño que podrá servir para que el hombre pueda desplegar mejor sus virtudes altruistas y de solidaridad porque todos hacemos parte de un corto viaje  en este universo: "El de la vida"
Sí, a la vida.