Santos y su segundo mandato presidencial


Las cabalas son muchas, y las respuestas solo las sabremos dentro de lo que se vaya dando en su gobierno de 4 años. Podría pensarse que también dentro de esos simbolismos con que nos tiene acostumbrados,  su posesión en el patio Rafael Núñez quiera darnos una interpretación más sobre su segundo mandato. Como todos sabemos, este presidente que cambió una constitución al final del siglo XIX en 1.886 tras el triunfo en "La Guerra de los mil días" entre el final del siglo y el comienzo del XX sería la que influiría en el destino de nuestro país, hasta que comenzó a regir la actual constitución de Colombia desde el año de 1.991 en el gobierno de César Gaviria. Esta posesión bien podría dejarnos interpretar otras cosas sobre su nuevo mandato, o simplemente por la comodidad para hacerlo en este sitio. Vale recordar que la casa presidencial es más reciente que el Capitolio Nacional y que se inició bajo el mandato de Tomás Cipriano de Mosquera. en el siglo XVIII. Además hay que destacar que tanto el presidente Santos como su vice-presidente Vargas Lleras dentro de nuestra idiosincrasia son considerados como delfines, pues son herederos -hijos en segundo grado(nietos)  en cierta medida de presidentes liberales que como Eduardo Santos y Lleras Restrepo- que en su tiempo representaron el poder de una élite que influyó en nuestro país, y que a pesar del tiempo que ha pasado en haberlo ejercido, mediante estos dos mandatarios la influencia de ellos en el estado colombiano parece que no hubiera cambiado. Todo ello no obsta para reconocer que cuentan con una vasta experiencia para manejar un país que no ha conocido la paz no solo en estos 50 años, sino que desde la instauración de de nuestra democracia ha tenido guerras civiles y golpes de estado, sin haber perdido la perspectiva jurídica que nos rige. El solo hecho que muchos colombianos hayamos votado por ellos  a favor de la paz, es tal vez el mayor de los triunfos sobre aquellos que todavía piensan que a través de la guerra se puede construir un país, a sabiendas que nunca ha existido una paz verdadera. La decisión de Santos de hacer todo el esfuerzo posible porque las guerrillas de las F.A.R.C y el E.L.N. le apuesten a una paz negociada, es tal vez la mejor prueba de que las viejas élites que nos han gobernado también comprenden que Colombia puede estar mejor económicamente y socialmente si los acuerdos llegan a feliz términos, ya que de cumplirse podría dedicarse no solo a dar más apoyo económico a la educación que lo que hace en defensa militar, sino tal y como lo dijo Santos en su promesa electoral de este cuatrienio un estado orientado a hacer una mejor labor social. Ojala y se cumpla. Lo mismo se podría decirse acerca de la reelección presidencial que mediante una reforma  impida que un presidente a su arbitrio se reelija inmediatamente, y que a cambio sean 5 o 6 años los que puedan decir si su mandato fructificó o no a favor de los menos favorecidos, que incluso los colombianos que durante todos estos años hemos sufrido toda unas suertes de privaciones y de persecuciones orquestadas por aquellos que creyendo que también podrían ejercer sus leyes por sus propias manos, podamos decir que verdaderamente ha primado el espíritu  de la confraternidad donde no existan perdedores, sino solamente triunfadores bajo el espíritu de la igualdad ante la ley. Y claro que para ello se necesita desarmar los espíritus mediante la educación y la vocación de paz que como pueblo civilizado nos merecemos todos los que vivimos en este país donde la discordia ha reinado gracias al envilecimiento que hemos tenido en nuestras maneras de pensar bajo la violencia que ha sembrado no solo la droga, sino la desigualdad y la mala repartición de la riqueza.  Los tratados internacionales de Libre Comercio y la explotación de las riqueza minerales también juegan en esa apuesta que le hace el actual gobierno a la paz, ya que si no favorece al desarrollo agrario que las organizaciones campesinas en los paros que hubo en su anterior mandato han exigido, de nada nos serviría que mientras se firma la paz,se siga incubando el malestar social por las competencias desleales que se han firmado con los Estados Unidos, Japón y Corea, e incluso en el recién acuerdo firmado con México, Perú y Chile como una manera de ejercer no solo una influencia comercial en los países del Pacífico ante la entrada a nuestras economías de la influencia comercial de China, como también con la posible demanda comercial de Rusia ante el veto de comprarles a los europeos los productos agrarios que producen en protesta contra el que Europa y Estados Unidos le han hecho por la influencia de la guerra que se libra en Ucrania, donde occidente mediante la Unión Europea también tiene injerencia política y social.
Si realmente Santos quiere pasar a la historia como el hacedor de una paz que Colombia nunca ha tenido, para  que su desarrollo sea el que nos beneficie a todos, además de hacerlo debe lograr que la educación que se imparta en los colombianos como en el de todos los estamentos sociales, sea a favor de la confraternidad. Incluso en aquellos estamentos que fueron durante muchos años formados bajo el espíritu guerrerista que que incubó la creencia donde los enemigos del estado eran los que creían en el peligro comunista, que incluso dentro de esas organizaciones gubernamentales se les educaba con programas que incubaban la violencia y la degradación contra sus mismos hermanos de sangre donde también el fanatismo de una izquierda ayudó que en los años donde la droga ejerció su poder mediante los carteles, orquestaran el delirio de la muerte y la persecución contra las organizaciones sociales que demandaban del estado mayores libertades en defensa de sus derechos. Así existió un estado complaciente ante la avalancha producto de la demanda de la droga en el mundo- en especial de Europa y los Estados Unidos- que en el gobierno de Belisario Betancurt se trató por redimir toda esa entrada de dineros calientes-tal y como se llamaron en su momento- pero que después de generar semejante locura debido al poder del narcotráfico que con esos dolares inundaron nuestra economía, tanto así que los bienes inmuebles tuvieron un valor más del que realmente tenían, donde sociedades mercantiles fueron creadas para lavar el dinero ilegal, que hicieron que Colombia fuera un país ingobernable.
Nadie duda que después de todo lo que ha pasado en nuestra sociedad tras la persecución mediante la ley de lo que fue el para-militarismo, ahora el estado tiene que comenzar mediante la paz a librar otra batalla donde los grupos insurgentes de izquierda que florecieron mucho antes que surgieran los supuestos defensores del estado tratando de derecha financiados por los comerciantes de lo ilícito con el dinero de la droga, y que también se enriquecieron dentro de este sistema, al participar en ese mercado que desdibujo los antiguos ideales políticos que tuvieron en su creación, y ante la realidad que mediante las armas no van llegar al poder, y que el estado reconociendo que tampoco lograra erradicar completamente estos focos ideológicos que fueron los que gestaron toda una serie de luchas sociales ya que la toma del poder mediante las armas es inviable en este nuevo mundo que ahora vivimos tras la caída del socialismo en la Unión Soviética, y la práctica de tipo capitalista en una China que hoy por hoy mediante un gobierno aparentemente comunista dentro de su práctica estatal, tiene las formas de un engendro económico de tipo capitalista que necesita de los bienes terrenales que todos los países del mundo producen, no solo de minerales y de comida, para suplir la demanda que necesitan los más de mil millones de ciudadanos y donde estas organizaciones ya saben que tienen que acomodarse al nuevo mundo social que ahora nos rige. De lograrlo este gobierno, tal vez podríamos afirmar que Colombia además de merecerlo, dará un paso más para que el pueblo en general pueda lograr más de los sueños de liberrtad y de igualdad no solo ante la ley, sino en lo económico. Tal vez así se pueda paliar la pobreza que muchos vivimos. En especial la ce las futuras generaciones que tendrán otros retos. No solo combatir la pobreza, sino ser parte de la defensa del agua y de todas las otras consecuencias sociales y económicas que el hombre ha provocado con la desforestación mediante el mal trato al medio ambiente. Si no somos capaces de conservar por lo menos nuestros recursos naturales en nuestras cordilleras de la producción del agua dulce, y logramos impedir que la minería legal e ilegal destruya todo nuestro entorno natural con el uso de los ácidos para la explotación del oro, o el del agua para extraer el petróleo mediante el craking, o por lo menos darle a entender a los colombianos que esa violencia insensata entre hermanos ya no tiene ningún sentido, no podremos combatir las otras violencias que nos acechan en las calles con la delincuencia.
Ojala, que parte de lo que este gobierno ha prometido se cumpla.