Entre el miedo y el cambio, así podría decirse como eslogan sobre las elecciones del próximo domingo en México. La segunda potencia económica de Sur América que en medio de la guerra contra los narcos declarada por el presidente Calderón, la ha convertido en uno de los países más peligrosos del continente; y que por esto, a pesar de su participación en los foros internacionales el fantasma de la guerra y de la muerte dentro de su propio territorio motivadas por los carteles que se han ensañado contra este gobierno, lo han terminado por estigmatizar. Y sobre todo en su parte norte, donde los Estados Unidos que son sus vecinos, y que han incrementado y amenazado con construir todo un muro en su parte fronteriza para evitar que los coyotes sigan entrando a los miles de indocumentados que por esta frontera transitan, muy al estilo de lo que sucedió con el muro de Berlín entre las dos Alemanias. Un miedo que el mismo ex presidente Fox declaró que a pesar de haber sido éste con su partido el P.A.N. el haber derrotado por primera vez en setenta años al P.R.I., al partido descendiente de la revolución a donde Lázaro Cárdenas prácticamente lo institucionalizó como el único partido de gobierno que se hegemonizó como dictadura, y que después de Tlatelolco con los muertos a sus espaldas lo convirtieron en la peor pesadilla para una democracia. Un partido que en todas las esferas del poder, absorbe además de todo el aparataje tradicional de un estado que pregonando las banderas de la revolución agraria, se convirtió en el abanderado de unos feudos que se constituyeron en uno de los peores oscurantismos vividos por todo un pueblo en América Latina.
La declaración de guerra contra el narcotráfico del actual presidente, lo han colocado en el país que ha tenido que soportar la respuesta cruel de éstos, con asesinatos colectivos contra la población, y además sus mismas guerras intestinas reivindican la hegemonía de uno o más carteles, como respuesta a un ejército que de ninguna manera ha logrado combatir efectivamente a todos estos escuadrones que en realidad hacen parte de miles de ciudadanos que parecieran vivir a expensas de este negocio, quienes también se ha refugiado en Centroamérica y en especial en Honduras con los Zetas. La persecución contra las mujeres en ciudad Juárez no son más que un anatema que hace parte también de ese vil negocio en que toda una población participa, pero que un Estado queda inerme anta la avalancha de semejante in sucesos donde los muertos no terminan de contarse, cuando ya hay más. Un temor que hace que los policías acudan ante supersticiosos para protegerse de una realidad desbordante, una autoridad que con la declaratoria ha hecho que el ejército salga a las calles, y una población temerosa que políticos como Fox, a pesar que fue el que logró tumbar la dictadura hegemónica del P.R.I., ahora decida dar su apoyo tácito a su representante Enrique Peña Nieto. Y muy a pesar que el mayor contrincante de éste, ha declarado que de ganar en seis meses volvería a acantonar al ejército en los cuarteles. Una respuesta a un miedo social que considera que esta guerra no ha dejado nada, y qué como en todos estos procesos políticos, el pueblo en las urnas además de castigarlos, es muy probable que termine votando por la dictadura institucional que parecía destruida, y que además de haber sido anti democrática su corrupción asociada a esas viejas costumbres clientelistas que siempre han dominado al México de Zapata y Pancho Villa, ahora están remozadas por el avance de las nuevas posturas en el que México juega unos espacios preponderantes, como son las de impulsar los Tratados de Libre Comercio y su participación en los mercados del Pacifico que pretenden extenderse hacia los nuevos modelos económicos asiáticos, y en especial con la China que ya ejerce su influencia en nuestro continente. Y aunque en último momento llegase a ganar Obrador, el viejo candidato de la izquierda, no hay una repuesta muy clara a los desafíos que los carteles de la droga le han declarado, en la que a los miles de muertos, la prensa también ha sufrido su baja con los periodistas que se han atrevido a denunciarlos, y que ensombrece a aquellos zapatistas que inspirados en los movimientos revolucionarios de los campesinos sin tierras, porque la realidad del dominio del negocio de las drogas ni siquiera le hace mella al movimiento 132 de los jóvenes, porque el mercado y su poder es lo que importa.
El miedo hará el cambio. Probablemente a favor de enrique Peña Nieto. Y aunque llegase a ganar Obrador no existe una salida política al poder de los narcos. Ya lo vivimos aquí, a pesar que hubo gobiernos que como el de Belisario Betancourt pretendieron legalizar esas divisas ilegalmente traídas. Ahora, cuando los mismos Estados Unidos le han declarado la guerra sin colocar una alternativa real y efectiva a este negocio, adonde se sabe que buena parte de sus mercados están ubicados donde el P.R.I. manda como gobierno. Sea cual sea la votación ante el sucesor de Calderón, ninguno de los dos aspirantes con mayor posibilidad de obtener la democracia tienen una salida política a la actual situación; así Peña Nieto pretenda colocar 40.000 efectivos policiales de demás, y pueda recibir los mejores consejos de un experimentado policía colombiano en su lucha contra este flagelo.
