La muerte de Kim Jong-Il vuelve y nos recrea el final de La Segunda Guerra Mundial cuando los triunfadores deciden repartirse el mundo, y surge así la implacable guerra fría entre el occidente capitalista y los países socialistas, y en el que la península coreana quedó dividida por el paralelo 38 por parte de los norteamericanos que se quedaron con la parte sur, mientras la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas participan en la constitución de lo que hoy es Corea del Norte. Unas guerras que se siguieron librando en aquella península, como parte de la estrategia de los dos grandes triunfadores en aquella parte del mundo, que provocó la confrontación entre las dos naciones entre los años 50 y 53 del siglo pasado, respaldadas cada una por unos ejércitos en que cada uno quería anexarlos a los respectivos dominios de sus respectivos países. Ser parte colonial de lo que fue el imperio nipón, y a la vez tener como herencia de la antigua colonia francesa, hacen que por su posición geográfica en medio de unos intereses ideológicos y económicos en el que la O.N.U. y lo que fue el antiguo "Pacto de Varsovia" que protegía también a sus aliados en unos países que quedaron divididos, así como lo fueron en su momento la República Democrática Alemana (R.D.A) y República Federal Alemana(R.F.A.)cuando mediante la invasión de Normandía los aliados trataron de impedir que los bolcheviques de Stalin se quedaran con la mayor parte de Europa occidental.
En ese conflicto en el que participó Colombia, nos recuerda que todavía la historia no ha cambiado mucho como la creíamos, y nos recuerda la novela de "El Americano Impasible" que Graham Greene escribió, y aunque Corea del Norte se encuentra aislada del mundo por el dictador que acaba de morir, y porque en cierta medida la historia de su pueblo no es más que esa viaja pelea entre un socialismo que ya ha desaparecido, y un mundo adonde el concierto de la naciones respiran otras formas de dominación. De un coloniaje exacerbado mediante la fuerza de las armas ya no es tan fundamental, porque la estrategia está más basada en la dominación económica, en donde los Estados Unidos solo cumplen el papel de ser los gendarmes del mundo, que se encargan de hacer que a nivel mundial las demandas de libertad y de democracia al estilo occidental de casi todos los pueblos del orbe, donde su influencia es fundamental para ejercer el equilibrio entre las grandes potencias, en especial con China en la región asiática, que ya ejerce mediante su producción económica, una influencia capaz de hacer que se constituya una nueva reorganización mundial, pues sus intereses también están mezclados con los que tiene los Estados Unidos en América, Europa, y los demás países del tercer mundo que también están en su orbita de dominación, porque lo que produce y su elevado consumo de acero y de otros minerales lo hacen un factor determinante en el contexto mundial. La U.R.S.S. ya no existe como tal, y solo una Rusia que representa un viejo imperio pretende también influir sobre la Corea que representa al antiguo dictador que emergió desde aquellos confines de barbarie y de miseria de un pueblo, mientras China con su cooperación económica e ideológica han logrado sostener al líder que acaba de desaparecer, con todo un militarismo exacerbado y una hambruna en la que se les acusa por parte de las organizaciones de la defensa de los derechos humanos como partícipes de tener campos de concentración contra sus enemigos políticos.
Un Japón que se ve respaldado por la O.N.U. mediante la flota norteamericana, y una corea del Sur que como los otros países de la orbita capitalista, ya han superado buena parte de la pobreza que los sumió, mientras este país nos recuerda aquel muro que hace unos pocos años fue derrumbado en Europa como producto del Glasnov, al derrumbarse económicamente el fracaso del modelo socialista.
En aquella novela de Graham Green del "Americano Impasible" ahora parece repetirse la historia. Y aunque lo que nos cuenta en aquella novela parece haber sucedido en en Saigón, donde los norteamericanos perdieron en el Vietnam todo el poderío que representaban en aquel mundo en que el Vietcong, Greene nos cuenta de la historia de un periodista inglés con una amante vietnamita que se cansa de esperar a que se separe legalmente con su esposa que vive en otro lado, decide enamorarse del "Americano impasible" que aparecido y formado en aquel trío en la que sus personajes van muy de la mano con lo que se sucedió en aquellos tiempos convulsionados de la guerra librada por los Estados Unidos en aquel continente, terminamos por presumir que este norteamericano muere como consecuencia de su participación subrepticia en aquel conflicto en la que los gringos terminaron por retirarse después que los vietnamitas los expulsaron.
Un país, que muy al estilo de lo que sucedió en China y toda esta parte del continente adonde los dragones asiáticos ahora ostentan un alto grado de desarrollo económico, que fueron obligados por occidente a su apertura económica y social, pues su mundo era cerrado; un país entre muros como el que hoy goza la Corea que con la producción de uranio enriquecido, seguramente lo obligaran a reabrir sus fronteras a cambio de la comida que para ellos es escasa, y su producción solo está encaminada al de la guerra para sostener un régimen, que solo existe en esos muros ideológicos y de fuerza que se ejercen contra sus pobladores.
Aunque lo que nos cuenta Greene en su novela es sobre lo que fue el antiguo Vietnam, bien pudiera ser el reflejo de lo que seguramente continuará para estos pobladores que aunque lloran a su lider, probablemente su problema económico obligara a la elite militarista que rodea al hijo Kim Jong-Il a que negocie nuevamente con los países que quieren evitar que siga por su camino militarista y armamentista.
Los Coreanos del norte, pudiéramos decir que están entre muros. Unos muros económicos e ideológicos, que los obligaran muy probablemente a abrir sus fronteras al mundo occidental, ante una Unión Soviética y una China que también se creen con el derecho de participar en esos cambios.
